miércoles, 8 de enero de 2020

CAPITULO 5 (en el que empieza la fiesta)

Las miradas se posaron sobre las tres personas que acababan de entrar. Todas. Desde los camareros hasta los clientes, y todas ellas miraron con la misma intensidad y admiración. Así le hubiera gustado a Sigurd que ocurriera. Pero la realidad es que nada mas entrar al garito, ya olía a cadaver, a vómito de ese que sale al ser vampiro y el cual no vamos a añadir descripción alguna, y el miedo de los camareros, los cuales ni eran ajenos a lo que estaba pasando ni querían que pasaran mas cosas. Estaba claro que Nocturna debía de pagar bien por algo, ya que a pesar de todo siguieron con sus actividades habituales. La gente subía a cantar, la dj a pesar de los temblores tan descomunales se había decidido a mantener todo como debía, y por supuesto Bauty estaba en el lugar de siempre con una sonrisa de oreja a oreja. Este miró a los recién llegados. Adela sonreía. Sigurd lo intentaba. Bego estaba visiblemente muy traumatizada a la par que confundida. A eso le tenemos que mezclar el hecho de que tenía hambre. Lucía un vestido azul ajustado con escote en pico y botones dorados que sin duda hubiera atraido las miradas de la gente si no estuviera la mitad de ellos aterrados y la otra mitad borrachos.

- ¿Estas bien Bego?- preguntó Bauty sacando los colmillos- ¿Quieres que salgamos a fumar?
- ¿Qué?- se resignó Bego- ¿Tu también? No necesito fumar, yo quiero mi puta explicación de lo que está pasando
- Por eso lo digo, que salgamos a "fumar".
- ¿Los demás?- le preguntó Sigurd sentándose
- Pues creo que están en el baño- le respondió Bauty mirando de paso a ver si les veía- Irene y Laura lo están al menos. Basildo no lo se.
- Hay un olor a cadaver que tira fuerte, así que algo me dice que también
- Bueno, a ver, Basildo a veces se le escapa, pero a mi también, ¿sabes?- trató de quitarle hierro al asunto mientras veía la cara de Sigurd, que iba poniendose seria- Vamos, que a cualquiera le pasa realmente
- Menos mal que soy yo el Domine, ya os lo digo.
- No te rayes, hombre. Anda, salte a fumar con nosotros.

El calor no se iba fuera la hora que fuera. Sigurd agradecía que al menos ahora no sintieran ese agobio, porque los de la puerta no paraban de quejarse y sudar. Se dio cuenta de que ellos, debido a su naturaleza, no lo hacían, lo cual también agradeció.

- Bueno, entonces, desde el principio y picadito, que le quede claro a Bego- dijo Bauty
- Somos una organización dentro de una organización.- Empezó a contar Sigurd.- Somos vampiros. Y vivimos la vida loca pero dentro de unos parámetros
- Creo que eso se entiende, ¿no?- dijo Bauty mirando a Bego
- Si- dijo aún nerviosa Bego
- Bebes sangre, tienes dinero a cholón y encima ahora eres mas guapa si cabe- dijo Sigurd tratando de ganarsela. En realidad era igual de guapa, pero siempre estaba ese mito. Ademas Bego apenas habia perdido grasa al expulsar sus jugos inservibles.
- Vale, si, eso lo pillo. ¿Pero por qué he tenido que vomitar mis órganos por la ventanilla del coche de Adela? ¿Y de donde voy a sacar dinero?
- A lo segundo hoy habrás cobrado ya. Así que por el dinero ni te preocupes. Nocturna paga bien.
- ¿Pero que dices? Si para eso me tiene llegar un SMS al mov...- dijo antes de abrir los ojos como platos mirando al movil.- TIO!!! A ESTA CUENTA NO!!!!
- Pero hazle el traspaso cuando te de la gana
- PERO QUE TENGO QUE HACER EL TRASPASO Y APENAS USO ESTA CUENTA!!!
- Pasalo a la otra y yo llamo a nuestro informático para que te paguen a la otra.- dijo Sigurd tratando de no alterarse él.
- QUE ESTA CUENTA ES PARA OTRAS COSAS, LA DE AHORRO ES LA DE...
- Silencio- ordenó Sigurd. Lo cierto es que Bego se calló, pero como la orden no era tranquilizarse, Bego estaba teniendo temblores.

El estrepitoso sonido de un trueno en las cercanías hizo que Basildo saliera y se acercase. No tuvo muchos problemas para adivinar lo que estaba pasando, se veía. Así que se calmó profundamente, puso su mejor sonrisa y se acercó a Bego. Al poco los temblores desaparecieron mientras basildo la cogía la mano suavemente.

- Si todo es mas sencillo, Bego- dijo mirándola a los ojos- Esta noche vamos a pasarlo bien y a ver que tal nos ha ido mientras Sigurd os cuenta vuestra nueva situación.
- Si- dijo Bego visiblemente tranquila y con una sonrisa de oreja a oreja.

Sigurd supo que en efecto, había hecho bien en pensar en Basildo para ese cargo.


Ya dentro, Sigurd pasó revista a los presentes. Ordenó a los camareros que les trajeran a todos el aperitivo de la casa, que para sorpresa de absolutamente nadie eran vasos hasta arriba de sangre, y los ya saciados cedieron a los nuevos su vaso para que pudieran estar en plenas facultades mientras este les explicaba lo que se les venía encima

- Bien, estamos ya toda la agencia.- dijo orgulloso Sigurd mientras cruzaba las piernas y se echaba en el sofá- Algunas aún estáis confusas, lo cual es natural, pero Basildo, Adela y Bauty lo estuvieron también. Ayer, de hecho.
- O anteayer- señaló Basildo
- Eh... si, gran apunte- dijo Sigurd mirándole fijamente. No apartó la mirada de Basildo mientras continuaba hablando- El caso es que ahora sois lo que sois y os he escogido porque sois uno de mis círculos mas cercanos. Concretamente el círculo que mayor posibilidades tiene de organizar algo medianemente serio.
- Para serio... tu ahora mismo.
- Exacto
- Y el que tengo aquí colgado.
- Yo no entiendo nada... - dijo Laura
- Ni yo- añadió Irene
- Pero vamos a ver... ¿Bauty no os ha dicho nada?
- Bauty me ha dado un mordisco- dijo mientras le daba un pescozón a Bauty. Lo que nadie esperaba era que dicho pescozón estrellara contra la mesa la frente de Bauty, y mucho menos que Bauty saliera ileso de tal percance. Se hizo el silencio
- Empezaré desde el principio... otra vez. Sois vampiros, y se os ha convertido para que podamos ser el círculo de una organización en Alcorcón. Cada círculo, por así llamarlo, forma parte de la organización Nocturna, pero nos podemos llamar como queramos
- Creo que por supuesto nos vamos a llamar Agencia Montejo.- aclaró Bauty de manera muy convincente- Pero del tirón y no admito discusión por muy jefe que seas.
- No me opongo.
- ¿Vamos a ser la Agencia Montejo pero de manera real?- sonrió Laura- ¿Nos vamos a dedicar solamente a ser nosotros, dueños de nuestro tiempo y de nuestro espacio privado y a vivir eternamente al amparo de la noche, las estrellas, la luna y tu nos vas a guiar por estos senderos?
- Mas corto que eso pero si. Pero vais a tener un papel en la organización. Todos. Así que procedo a hacer los cargos. Basildo, tu serás el Iudex. Te vas a dedicar a ser el que investigue, detecte y ponga fin a las actividades que vayan en contra de los intereses de Nocturna.
- Vaya, gracias por esa responsabilidad- dijo Basildo intentando mantener la calma- ¿Y como hago eso?
- Para eso tenemos a nuestro informático, quien a partir de mañana te estará enseñando lo básico y después ya tiras tu por tu cuenta.- Se hizo el silencio un par de segundos- Venga, hombre, si somos pocos en Alcorcón, no te quejes. Además tendrás compañia. Adela será tu mano derecha, la Custodia. Este cargo es secreto. El tuyo, Basildo, es mas bien público. Todos tienen que conocerlo. No siendo así el caso de Adela.
- ¿Por qué coño estoy aquí?- dijo Adela- Yo me quiero ir.
- O sea que si cabreo a algún poderoso, indudablemente sabrá que soy yo. Pero Adela en cambio es anónima y puede hacer lo que le salga de ahí- añadió Basildo un poco emocionadito
- Que no os va a pasar nada, joder.- dijo Sigurd mientras miraba a Bauty- Y para demostrarlo, aquí van los otros cargos. Bauty, tu serás el Administrator. Te encargarás de la adquisición de bienes, propiedades y abastecimiento de los vampiros y de la Agencia. Y tu Bego, eres la Adeptus Monetae. Y vas a ser la que se ocupe de vigilar el flujo de nuestra economía.
- Si, vale. ¿Alguna otra referencia a Warhammer 40k?- dijo Bauty partiéndose la caja visiblemente.
- No he acabado así que puede que si. Laura, tu serás la Fidelitas. Te vas a encargar de la publicidad de la tienda y de las actividades "culturas".
- Voy a organizar eventos que van a dar envidia a todo el mundo- dijo ilusionada Laura, quien estaba visiblemente feliz ante su nueva situación.
- Y en cuanto a ti, Irene, tu serás la catadora oficial, la Divinitatis. Deja de mirarme con esa cara de incredulidad, tu trabajo va a consistir en catar la sangre que nos envían para comprobar la calidad.
- No entiendo nada y no se si quiero entenderlo- dijo sonriendo pero queriendo soltar una ostia.
- No hace falta entender nada. Id pidiendo canciones que en un ratito viene mi superiora. Si, tengo una superiora. En cuanto venga os entregará unas carpetas que dicen lo que hay que hacer con vuestros cargos.

Sigurd se levantó, pidió tarjetas para pedir canciones y mientras lo hacía, un corrillo de confundidos vampiros neonatos se acercaban los unos a los otros y dijeron casi al unísono: No me he enterado de nada.



La noche, que iba tranquila y de la cual ya no había, como era lógico, ápice de cansancio fue todo un derroche de placeres para la Agencia. Al poco tiempo comprobaron que la gente se les unía, se acercaban a hablarles, les veían atractivos (considerasen ellos que lo fueran o no) e incluso parecía que les cedían las canciones. De corrido, las 8 canciones que sonaron, y que cantaron sin dudarlo Basildo, Bauty y Sigurd, fueron para ellos. Caían botellas y botellas de alcohol. Porque cada vez que Sigurd cantaba "Quiero beber y no olvidar", la gente se ponía a beber enloquecidos. Pronto el local estuvo lleno de gente borracha como cubas, apenas pudiendo mantenerse en pie. Cuando hasta la dj y los camareros estuvieron ya en el suelo, tumbados por la mona, Bauty se puso a los mandos de la música con su sonrisa habitual. Si antes cantaban ellos, ahora le tocaba a Bego y a Laura. Adela e Irene, por su parte, corrieron a esconderse. Sabían de sobra que Bauty, ahora que estaba on fire por el vampirismo, las haría cantar tarde o temprano, y ante tal situación lo mejor era no estar presente. Se entretendría teniendo que esquivar los cuerpos de los durmientes.

Pasó una hora desde que cayera el último de los mortales presentes cuando apareció por la puerta Lorena. En su rojo habitual, por supuesto, con su sonrisa empresarial y su semblante serio. Incluso, se hubiera atrevido a decir Sigurd que, incluso para los estándares de un vampiro, Lorena hoy estaba especialmente guapa. Bauty casi se rompe el cuello al mirarla y le costó apartar la mirada, aunque podría decirse lo mismo de Adela y de Laura. Sus primeros pasos se dirigieron hacia el asiento en el que ahora estaba sentado Sigurd. Sentándose a su lado, le dió un abrazo y le empezó a dar besitos en la mejilla. Al décimo, la expresión en la cara de Sigurd era de completo pánico.
- ¿Cómo está mi niño pequeñito?- dijo Lorena aún abrazándole- ¿Ya tienes a tus amiguitos? ¿Se los presentas a mamá?- Basildo tuvo que mirar a otro lado para no echarse a reir a carcajada limpia, lo cual podía ser peligroso.
- Lorena, por favor- le dijo Sigurd mientras trataba de soltarse
- Ayyyy, jo, perdóname, es que eres como el hijo que nunca tuve- le volvió a dar de besos en la mejilla.
- Pero que tengo 31 tacos, Lorena, para ya- dijo intentando que sus poderes funcionaran, pero para su horror, y de paso el de todos, veían que no surtía efecto. Y lo intentaba, desde luego
- Ay mi pequeño cuchipú de pitiminí, alhaja, hermosura- dijo dándole los últimos besitos solo para darle un abrazo mas. Se escuchó un trueno fuera.



- Bueno, aquí os dejo unos dossieres para que veáis lo que es vuestras tareas. Sugiero que las vayáis leyendo ya fuera. Esta noche es para divertiros.
- ¿Cuándo empezamos a desempeñarlas?- dijo Bauty con gran interes-
- Mañana a poder ser- dijo Lorena mirando a todos- Lo haréis, ¿verdad?- su sonrisa hizo que ninguno de los presentes pudiera resistirse, y todos asistieron.- Bien, es hora de que os divirtáis y queméis este local hasta los cimientos. De regalo para el Domine local.
- ¿Pero así, quemado como un tizón?- dijo Basildo un poco tocado por la propuesta
- Quemado, requemado, churrascado y chamusquinado. Y que no parezca un accidente.
- ¿Hay algo que debamos saber? Preguntó Sigurd
- Pero a ver, que es información clasificada
- Pero yo soy tu niño- dijo Sigurd. No se lo creía nadie y él el que menos. Pero la cara de seria se le fué
- Vaaaaaale. Es que me quiso matar, y soy un activo muy importante en Madrid. Nocturna no quiere...

No había terminado de hablar cuando Sigurd había empezado a derramar alcohol por todas partes. Se le unió Adela no por que quisiera quemar nada, sino porque parecía el modo mas rápido de acabar todo. Laura intentó que no siguieran, pero entre que Sigurd parecía encendido y los demás estaban sorprendidos, no pareció surtir efecto. Bego e Irene salieron. Al poco Basildo y Bauty se unieron mientras ponían música electrónica a toda pastilla. Cuando estuvo todo preparado, Lorena ordenó que salieran todos a la calle y que se reunieran frente al palacio real. Despues le susurró una cosa al oído a Sigurd y mientras esta salía triunfante, una explosión de llamas arrasó el local.

De camino al palacio, Basildo abrió su dossier. La expresión en su cara hizo que todos se preocuparan por él y todos abrieran su dossier también. Las carcajadas de Bauty se escucharon más alto que las quejas de Bego, de Irene y de Laura.

En el único folio que había, se podía leer: APRENDE POR TU CUENTA, PUTO CASSUAL.

domingo, 15 de septiembre de 2019

CAPITULO 4 (en el que por fin se reune la Agencia Montejo)

El humo, casi sin sabor, salía del interior de los pulmones de Bauty mientras trataba de no hacerse preguntas demasiado incómodas sobre el cadaver que ahora yacía a sus pies. Pero Basildo, que intentaba controlarse dando vueltas por ahí, estaba en auténtico pánico. Pero la pregunta estaba ahí, ¿qué hacer? Porque tampoco es que fuera a parecer que a Sigurd le fuera a hacer gracia que todos y cada uno de los encuentros con sus presas acabasen en un cadaver, o dos, o los que resultasen.
- Joder, tio- dijo Basildo, quien se llevaba las manos a la cabeza mientras caminaba- Joder, ahora qué hacemos
- Calma, Basil, esto tiene solución seguro- dijo Bauty intentando tirar el pitillo al suelo, el cual le estaba desagradando bastante- Mierda, es que ni fumar me gusta ya.
- Yo se lo que te gusta a tí, si- dijo Basildo un tanto mas alterado
- Mira, tio, es sencillo, abrimos la tapa esta de alcantarilla y para adentro. Y yaaaaaaa si eso que le echen la culpa a otro.
Fue dicho y hecho. Abrieron la tapa de la alcantarilla y lo tiraron. No se les quitaba el pensamiento de encima pero bueno, al menos ahora no los encontrarían en relación con ello. Ojearon el movil. Sigurd les había escrito por separado. Había mensajes diferentes para cada uno. Para Bauty había: "Estas con Basildo, ¿verdad? En ese caso estaré ahí pronto. Ya se donde estáis". Para Basildo, en cambio, el mensaje era esto: "OHDIOSMIO. AGRADECE NO HABER VISTO LO QUE YO".

Las presentaciones, a petición de Sigurd, quien les invitó a todos a pasar, fueron cortas. Un saludo, un abrazo, y poco mas. Pero ya dentro, en la misma mesa en la que Basildo y Sigurd habían acordado los detalles de esa noche, nuevamente ofreció a todos asiento.
- Bueno, lo primero perdon por no mencionar una sola palabra en todo el camino- dijo Sigurd dirigiéndose a Adela.- Es solo que tenía un poco de trauma porque no me esperaba tu poder- "porque casi salgo corriendo y gritando" era una traducción mas exacta.
- Yo... yo no se que esta pasando del todo- reaccionó Adela- Oh sea... esto no pinta mal pero soy una jodida máquina de matar y yo ni lo sabía.
- Wooo wooo woooo, un momento, un momento- paró Bauty- ¿Adela una máquina de matar? ¿Estás seguro de eso? Hubiera jurado que Adela tira mas a peluchazo que a asesina en serie
- Bauty eres un poquito gilipoll...
- Callaos por favor- dijo Sigurd. La expresión de auténtico terror era tan clara que los presentes guardaron silencio
- Perdón, perdón, de verdad- rogó Adela
- La has convertido tu- dijo Basildo- A lo mejor también tu lo eres
- ¿Yo? Pero si apenas puedo acertar con mi poder. Y no me sale usarlo voluntariamente- le recordó Sigurd.- Venga, vale, basta de expectación. Lo que pasa es que Adela le ha reventado a un pavo de una ostia. Literal. Sin cabeza.
Guardaron silencio. Solo podía ser verdad a juzgar por cómo antes Sigurd se había mostrado.
- Ouuuuh mama- dijo Bauty flipandolo igual que todos.- Y yo que poderes tengo, a todo esto.
- Ese es un problema. No lo sabemos. Los iras descubriendo tu.
- Jajaaaay- rió Bauty- esto va a molar.
- En general Bauty está muy feliz con su nueva existencia.- le dijo Basildo.- Le parece una de las mejores experiencias sexuales que haya tenido.
- Por dios Bauty- dijo Adela asqueada- ¿Por qué hasta esto, HASTA ESTO, tiene que ver con sexo para ti?
- Tronca, no me digas que tu no lo flipaste, porque ya si que me daría vergüenza que pareciese que nunca me la habían chupado así y darme cuenta de que lo que me chupaban era la sangre, gozarlo incluso mas y encima ser el único al que le ha pasado.
- Déjame en paz- le dijo Adela en una mezcla entre reirse y sonrojarse muchísimo.
- Pues te ha chupado la sangre Basildo, le pides explicaciones si quieres- señaló Sigurd
- No hace falta picarón. Si se que Basildo se deja- dijo Bauty con una sonrisa de oreja a oreja.
- Bueno, venga, que paso a cosas mas serias. ¿Os gusta el sitio?
Miraron a su alrededor detenidamente y se fijaron en todo. Las sillas, las mesas, las estanterías, las camas. Era como una comuna de amigos subterranea.
- Bueno, si- dijo Adela- Es casi como vivir con compañeros de piso. Pero con tiempo para lo que quiera.
- Y con mesas grandotas para beber y jugar, si señor. ¿Quien te ha dado esto, pirata?- sonrió Bauty
- El ayuntamiento de Alcorcón. Son mis empleados.- dijo Sigurd con orgullo- A cambio de estas comodidades, y de poder montar nuestro club particular, se nos demanda un par de cosillas. La primera es que tenemos que tener una organización paraguas en Alcorcón. Con sus espacios neutrales, base, etc. Y la segunda miembros respetuosos con la comunidad. Aquí es donde os digo que nos queda gente por convertir y que cuantos mas seamos para ello mejor. Además tenemos otra movida. Tenemos que hacerlo HOY. Ordenes de los peces gordos de Nocturna.
- ¿Y vamos a convertir a todos los del grupo?- preguntó Adela- Porque obviamente todos viven separados.
- Basildo y yo ya tenemos plan para reunirlos
- ¿lo tenemos?- preguntó Basildo
- Lo tenemos- dijo Sigurd guiñándole un ojo
- Claro, joder, lo tenemos.
Lo cierto es que en realidad Basildo no lo tenía. Pero se fió de Sigurd.

Antes siquiera de que pudieran levantarse, Adela y Bauty salieron corriendo al servicio. Basildo ya se conocía esto.



- En realidad si vamos nosotros a por Bego es por dos cosas- aclaró Sigurd- Porque tu tienes coche y porque yo no me atrevo a dejarte sola por si te da el venazo de mas sangre y desangras a la peña como sé que han hecho estos dos.
En el coche de Adela otra vez, las preguntas se sucedían. Por qué el vómito, por qué tenían que ir ellos dos, y cuales eran sus planes para con la gente.
- Vale, pero eso no me dice qué es lo que quiere Nocturna de nosotros. O sea, si sé lo que quiere de ti, que seas el Domine y todo eso. ¿Pero nosotros? Es más, ¿YO?- preguntó extrañada Adela
- Pero eso lo decido yo, en realidad. Y tu tienes un don para ser buena persona. Nadie sospecharía de que fueras Custodia.
- ¿Qué coño es eso? ¿Por qué en Latín?
- Pues porque lo dice Nocturna. Los cargos son en latín. Y ya se me estaban repitiendo lo de principe, lo de obispo, y su puta madre en vinagreta, así que los he creado yo y punto. Es como policía secreta. Luego está Basildo que de secreto no tiene nada, va a ser el reconocido.
- Guaaaaaaaaaaaaaaau. Policía yo. Cuando nadie, absolutamente nadie lo hubiera dicho, Sigurd opina que yo de poli. Guaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaau.
- ¿Quien sospecharía de que lo eres?- se produjo el silencio- Exacto.

En el pueblo de Barajas, en una de las calles que salen de la plaza Mayor, tiene Bego su casa, compartida con varias personas. Lo mas parecido con lo que poder relacionar a Bego es con un superordenador que a veces da chispazos. Cuando algo no computa, claro. ¿Todo va según el plan? ¿Todo correcto? Bego está tranquila. ¿Hay fallos? Chispazo. A Bego le gusta controlar todo a su alrededor al detalle y con precisión. Lo que a veces se torna en situaciones incómodas, ya que trastoca a veces sus pensamientos, es en la mayor parte del tiempo algo muy útil, porque a previsora no suele ganarla nadie. Sus son marrones, al igual que su castaño pelo. Sus labios depende del día. A veces el tono es tinto, como de vino, mientras que otras es negro metalizado, rojo, etc. No suele ir arreglada, prefiriendo prendas cómodas. Pero cuando se arregla, sorprende a mas de uno y de una, dejando estupefacto al personal.
Con esta descripción, que es lo mas importante de Bego, nos podremos imaginar lo bien que le sentó que el teléfono sonara. Afuera, Sigurd y Adela estaban esperando, siendo esta última la que llamara.
- ¿Si?- dijo con un tono entre preocupada y dormida
- Ehmmm- dijo Adela un poco sin saber que hacer- Esto... Bego ¿sales un rato?
- Adela, joder, que son las 12 y media, que mañana trabajo. ¿Qué ocurre?
- Es que tengo que contarte una cosa, y es importante... y...
- Baja- ordenó Sigurd. Se escuchó el teléfono siendo colgado.
- Me ha colgado- dijo Adela- ¿Era buena idea que la dijeras eso?
- Era la mejor, de hecho debería estar bajando
- No sonaba muy convencida de eso
La puerta se abrió de par en par y una cabeza se asomó, medio dormida. Bostezó largo y profundo mientras miraba atónita como ahí, delante de sus narices, estaba su amigo el desaparecido.
- Si, es todo muy raro- dijo Adela riéndose- Pero espera que ahora viene lo bueno.
- No me estoy enterando de nada y algo me dice que hay mucho de lo que enterarse. ¿Por qué no venís en otro momento? Joder, que tengo mucho sueño, que mañana madrugo.
- Mañana no madrugas, te lo digo yo
- ¿Cómo que no? Si yo mañana trabajo- dijo casi gritando Bego
- Mira, yo te lo explico- dijo Adela tratando de suavizar el asunto
- Que somos vampiros.- dijo Sigurd sacando los colmillos en su cara. Esto terminó de despertar a Bego, que no sabía que reacción tener en realidad.
- Ala, venga, di que si- dijo Adela siendo ella ahora la que daba voces- Que eso no la va a asustar ni a espantar ni a nada, fiesta.
- No me entero- dijo Bego, esta vez temblando.
- No hace falta. Imagina que tienes dinero a raudales, que tienes una casa aún mas molona que esta, que no vas a trabajar fregando pisos y que encima vas a poder ir con toda la calma del mundo.- se apresuró Sigurd
- Si, bueno, suena bien. ¿Y lo malo?
- Que Adela tiene hambre- dijo Sigurd señalándola
- PERO QUE A MI NO ME METAS EN ESTO
- Ya lo creo, la vas a morder tu.
- No, no, no, me niego, a mi no me lies
- Hazlo- ordenó Sigurd con tono serio.
Sin saber por qué, Adela se había lanzado a por Bego. Esta no pudo ni reaccionar, mientras sentía como determinados deseos, olvidados y poderosos salían en ardiente comunión. No podía ni siquiera definir la naturaleza de las sensaciones y sentimientos, asi que por reflejo se abrazó a Adela, quien estaba sintiendo el mas extasiante de los deleites. Sentía ganas de reir, de no parar de absorber el carmesí nectar de su deseo, y con ardor casi sexual succionaba en un sangriento deleite. Despues, tal como Sigurd lo hizo la noche anterior, se mordió la muñeca y le dió a Bego de su sangre, quien estaba totalmente poseída por una tranquilidad, una calma y un éxtasis cuyo fuego hubiera derretido el hielo de los glaciares. Por precaución, Adela la dejó tomar un poco mas de lo que Sigurd la dió y entonces la ordenó que parara. No tenía tanta fuerza como para aferrarse.
- No se si te debería odiar- dijo dirigiéndose a Sigurd- Porque me has obligado a hacerlo.
- ¿Lo hubieras hecho si no?- dijo Sigurd sonriéndolas- Te abrías perdido este momento y creo que no era cuestión de eso.
- Eres un idiota- dijo Adela riéndose
- Arreglate, Bego, que nos vamos de Karaoke.




Basildo, como era obvio, no tenía un plan. Se había hecho el remolón con Sigurd pero no lo tenía. Por fortuna, Bauty si. Y así se lo hizo saber a Sigurd tan pronto como lo pensó. Reuniría la Agencia Montejo en el sitio en el que juró que cantarían todos al unísino I want it that way. En el Máster Plató Karaoke. Así que Basildo pondría el toque mágico de atraerlas, a Irene y a Laura. Y Bauty, que ya le había cogido el gustillo a eso de beber, se pondría las botas tranquilamente. Eso era el plan. Al menos esta vez no habría cadaver. O eso esperaba. Basildo también lo esperaba, con toda su alma.

Sorprendentemente, llegaron ambas puntuales. Basildo ya estaba comprendiendo mejor su habilidad, y le había salido el hecho de que pensaran en que habían quedado con ellos. Solo tuvo que concentrarse un poco y recordarlas para que esto funcionara.

Describir a Irene no es que sea complicado, es que no podría hacerse justicia fácilmente a su aspecto. Porque su gusto por la moda es exquisito. Da igual cómo aparezca, Irene vestirá siempre elegante, bien maquillada, y prácticamente haciendo que de igual lo mucho que tu te arregles en la vida real. No podrás superar esa elegancia llevada al extremo. Por si fuera poco, había un rasgo que era muy extraño, que en vez de cabrearse con Bauty cuando este soltaba algo que no le gustaba, sonreía. Mucho, y con una sonrisa además perfecta. Es cierto que también le sacudía, pero el acto de sonreír ya hacía que esto se quedara grabado en la retina de todo el mundo a su alrededor. Aquella noche, sin embargo, debemos destacar su camisa blanca y sus pantalones negros, abultados pero finos en su concepción.

No tan elegante pero sin duda bien vestida para la ocasión, estaba Laura. Su elegante vestido de flores resaltaba las curvas de su figura, la cual, a veces por miedo y a veces por una extraña aceptación, solía menospreciar. En general cuando miras a Laura puedes ver sus miedos reflejados, sus preocupaciones profundas y sus temores al rechazo. Pero en concreto, quizá por el efecto de Basildo, esta noche no iba a ser así. Además, y como grandes virtudes de Laura, podemos destacar lo muy repipi que es en cuanto a cultura, arte e historia. No nos confundamos, lo es con razón. Su amor por el arte la llevó a convertirse en restauradora y desempeña con fervor su tarea, así como también el arte del bordado, elaborando exquisitos tapices.

Basildo, que no quería saber demasiado del tema, se había puesto a dialogar con una mujer en la barra la cual, lejos de sentirse lejana o incómoda, siguió su conversación en todo momento. Y mientras, Bauty se había sentado mientras daba las noticias a las chicas:
- Bueno, pues os tengo que dar una buena noticia- dijo Bauty tomando iniciativa- Hemos encontrado a Sigurd y esta noche va a venir.
- ¿Que has encontrado a Sigurd?- dijo Laura intrigada- ¿Y que le pasaba?- mientras tanto, Irene seguía a lo suyo, sorbiendo tranquilamente el ron con coca-cola que había aparecido en su mesa.
- Pues que se ha vuelto aún mas nocturno de lo que os creéis. De hecho le da pereza salir de día, casi parece andaluz.
Irene le calzó una torta. Pero Bauty se limitó a sonreír. Irene también sonrió, y le sacudió mas.
- No, venga, fuera coñas- dijo Laura preocupada- ¿Qué le pasa?
- Que ha montado un negocio y nos quiere contratar. A toda la agencia. Y no estoy de coña. De hecho creo que he recibido antes un mensaje del banco y no lo he leído.- Bauty sacó el movil y sin mirarlo se lo enseñó a Irene y a Laura.
- ¿Cuántos ceros hay en ese número?- dijo Irene perturbada
- ¿Cómo?- dijo Bauty, que no se esperaba que de verdad eso sucediera. Miró el mensaje. Había por lo menos 9. Miró a todos lados por si hubiera una cámara oculta, pero no la encontró.- Yo necesito un cigarro ahora mismo. Tu vente. Laura, vigila que ahora venimos
- Ehmmmm vale- dijo Laura sorprendida mientras Bauty sacaba a rastras a Irene.

Ya fuera, Irene forcejeó por soltarse. No le gustaba nada que tiraran de ella, así que se dedicó a darle manotazos hasta que por fin, y esta vez mosqueada de verdad, ya se puso borde con él
- Bauty, vamos a ver, que coño está pasando- el tono de Irene ya no era divertido.
- Es que soltarlo por las brutas impresiona
- ¿Qué dices? ¿Qué coño estás diciendo tu?
- Mira esto- dijo Bauty sacando los colmillos.
- Dios... mio...- dijo Irene relajando el tono.
- Te unes, ¿verdad?
- Un momento, deja de mirarme así, Bauty- ordenó Irene con impresión por lo que estaba sucediendo- Bauty, para, retrocede, vade retro
- Si es solo un momentico, joder, que esto es mejor que otras cosas que te han pasado.
- BAUTYYYYYYYYYYYYYY- gritó Irene mientras sonreía y le sacudía muy rápido.
Pero si hubo algo rápido, ese fue el momento en el que se lanzó por fin a su cuello.
Resumiré porque este proceso lo he contado demasiadas veces. Bauty se deleitó e Irene no sabía ni qué pasaba pero quería que no dejara de pasar.

Pero en vez de darla bien de beber la primera vez, lo que hizo fué llamar a Laura. Esta salió corriendo a la puerta.
- ¿Qué la pasa?- dijo alarmada Laura
- Llevatela al baño ya- le ordenó Bauty. No tuvo siquiera que dudar, la cogió y la trató de llevar al baño.
Segun atraversaron la puerta, Irene se abalanzó sobre Laura, y ambas se sumieron una vez mas en el éxtasis del momento. El plan de Bauty estaba dando resultado, y una vez desangrada, le dió Bauty de su propia sangre.

Basildo estaba a punto de terminar de desnudar a la cuarentona que había conocido en la barra cuando de repente, una exhalación se aferró a la mujer y la mordió en el cuello, dejandola totalmente seca y sin posibilidad de reanimación. Impotente, Basildo veía como la cena, que pintaba demasiado bien esa noche, había sido arrebatada. Laura estaba riendo llena de júbilo, con sensaciones que no pueden ni deben ser descritas, y Basildo estaba con cara de querer matar a alguien. Sin embargo, cuando quiso posar sus dedos sobre el cuello de Laura, todos los renacidos notaron una presencia y salieron a recibirle.

Sigurd, Adela y Bego habían llegado.

Y la fiesta acababa de comenzar.

jueves, 29 de agosto de 2019

CAPITULO 3 (en el que Sigurd cuenta su plan y se les unen sus amigos)

Se levantaron casi al mismo tiempo, con el torso elevándose a gran velocidad para quedarse estáticos mientras sus ojos se abrían. Era indudablemente de noche. Sigurd se levantó, acercó a un armario, cogió una muda limpia y entonces se metió al baño a ducharse. Basildo, sorprendido con lo rápido que había pasado el tiempo, se seguía preguntando si había siquiera dormitado. El tiempo simplemente parecía haber sido recortado de la existencia el desde que mantuvo los ojos cerrados, y se le hizo un segundo. Como había dos baños, Basildo intentó ver si tenía algo de ropa en algún armario. Algo que le dejó confundido era que en efecto, lo había. Tenía ropa que literalmente era suya. Pero claro, como su conversión fue algo que tenían previsto, lo mas posible es que mientras tanto algún agente de Nocturna hubiera cogido las cosas de su casa y se hubiera largado como si nada. Al menos eso quería pensar. Tras estirarse, notó dos cosas. La primera era que tenía algo de hambre. La segunda que el cuarto de baño era bastante grande. Posiblemente ese sótano hubiera sido un almacén, al cual habían añadido mucho espacio. La verdad es que era imponentemente enorme, había hueco y armarios para unos cuantos, así como para camas, y mesas espaciosas.

Se metió en la ducha y abrió el agua caliente. No notaba que saliese caliente así que siguió subiendo. Pero el agua seguía igual, así que la puso al tope, y ya cuando empezó a notar un ligero escozor, pensó que era buen momento para bajar la temperatura. Pero tampoco supo muy bien como hacerlo porque le parecía un poco lo mismo, así que siguió bajando. El caso es que se duchó al final y ya cuando terminó se miró al espejo. Pegó un grito. Ahí no salía él. La visión era la de un vaporoso engendro espectral con forma indefinidad cuyo único rastro visible de vida eran los ojos, que en eso si se parecían. Por lo demas la forma estaba difuminadísima, no permitiendo reconocer rasgo alguno de él. Se peinó un poco como pudo y comprobó que en efecto el agua caliente era mejor no abrirla. No la notaba y había partes de su piel que estaban muy peladas.

Mientras tanto, Sigurd, que ya se conocía los pormenores de ducharse siendo inmortal y no iba a tardar tanto, salió y cogió su movil. Tocaba hacer un par de peticiones y ver los mensajes de sus servidores diurnos. De momento todo tranquilo. Escribió a un par de personas, a su madre, un par de grupos de amigos y se puso a sonreír. Aprovechó también para avisar a Klaus, quien compartía piso con Basildo, para que no se preocupara. Le dijo que tenía que hacer un par de gestiones muy importantes con él y que trataría de soltarle lo antes posible. Con el visto bueno de Klaus, tocaba hablar con Martello, el informático de Alcorcón. Para su siguiente misión necesitaba localizaciones exactas, y él era el hombre indicado.

Tras salir Basildo, le hizo sentarse en una de las sillas junto a la mesa mas pequeña que había.
- Bueno, Basil, hoy tenemos trabajito y espero que estes preparado. En mas de un aspecto- dijo con determinación.
- No se si lo estoy, pero ya que estamos...- respondió Basildo ya un tanto resignado- Aunque te admito que tengo hambre.
- Manten ese hambre, Basil, que hoy te vas a saciar mucho- dijo con una sonrisa un poco mas grande.- Te cuento un poco. Como ves hay espacio aquí, lo notas ¿verdad?
- Si, lo cierto es que si. Es casi como un enorme club social.
- Exacto. Por eso va a ser el refugio de la Agencia Montejo. Si, nuestro grupo de Whattsapp. A los que aún, por supuesto, no he dicho nada de esto.
Basildo eso lo sabía. Llevaban días sin saber de él, asi que era natural que eso no hubiera pasado.
- Si vas a montar eso necesitamos a sus integrantes. Un poco por mantener el rollo, ¿no?
- Eso es. Quiero que seamos el grupo de amigos de siempre. Inmortales y preparados para una vida eterna de buen rollito e intensidad. Sobre todo de intensidad.
- Si, eso te iba a decir, que en general la intensidad es nuestra especialidad- dijo Basildo ya sonriendo- Pero no entiendo lo que tenemos que ver en realidad con Nocturna. ¿Va todo junto o son planes separados?
- Va junto. Nocturna quiere eso, clubes de amigos para que se lleven bien y no se den puñaladas traperas por toda la eternidad, que parece ser que eso ya ha sucedido. Así que todos amigos y no hay que preocuparse de los picores de espalda repentinos.
- Vale. Eso tiene sentido. Imagínate durante siglos teniendo que librar una guerra eterna que no lleva a nada solo por ansias de poder.
Rieron ambos a carcajada limpia. Inocentemente.
- Pues eso, vamos a por amigos- dijo Sigurd mientras estaba aún con la sonrisa en la boca.- Tengo 2 candidatos para empezar. Pero quiero que me digas tu quienes tienen que ser
- A ver, como fundador del grupo de Wa, yo veo que Bauty tiene que estar.
- Si, esa era una opción.
- Y la otra persona... - dijo Basildo un poco con la mirada baja- mira, yo se que puede haber personas que tengan otra serie de métodos en plan financieros, u organizativos, ya sabes como es Bego, etc... pero por dios, convirtamos a Adela.
- Era mi otra persona. Exacto, eso vamos a hacer.- callaron ambos mirándose con aprobación- Es que se lo merece joder. Una vida guay si es que a esto se le puede llamar vida, fuera de la monotonía normal.
- Si, tio, es que es de lo mejor del grupo- afirmó Basildo- Es un encanto de chica, y siempre procura llevarse guay con todos,... tenemos que convertirla.
- Si. Y no te preocupes que he localizado a nuestros dos candidatos.
- ¿Ya?- preguntó asombrado Basildo- Qué rápido
- Tenemos un informático guay en la organización. Italiano.



Bauty era directamente una figura mitológica. En los albores de la humanidad, alguien mencionó a Bauty y todo el mundo supo quien era. Bueno, desde los 90 realmente. Del siglo pasado. Pero esa fama era real, a la que te descuidabas, Bauty estaba ahí. Y era una completa realidad. Mas alto que Sigurd y un poco mas que Basildo, con algo de musculatura pero presumiendo de barriga cervecera, pelo corto y expresión a medio camino entre estar serio y no estarlo nunca, Bauty era un crisol de cosas en general. Se definía más por lo que los demás decían de él que por lo que él decía. Y le habían llamado de todo. Machista, fascista, comunista, anarquista, neoliberal, nazi, payaso, sinvergüenza, y un largo etc el cual se la soplaba casi tanto o mas como los títulos ya mentados. Quizá el de anarquista no se la soplaba tanto, pero era esa clase de anarquista neutral que no te esperas que realmente sea anarquista. Y menos aún debido a sus vestimentas, salidas de la tienda pija de turno. Un día las camisetas de Helloween fueron sustituidas por los polos de Pedro del Hierro.

Las calles de Madrid eran un hervidero de gente. Por fortuna las de Fuenlabrada, que era donde estaba Bauty, no. Miró Bauty su movil. Y había un mensaje de Basildo. Había encontrado a Sigurd, y le había contado cosas increíbles. En una mezcla de preocupación y ganas de saber que coño estaba pasando, Bauty le preguntó que donde estaban. Basildo solamente tuvo que acercarse y tocarle el hombro. Bauty pegó un respingo
- Que susto, hijo de puta.- dijo mientras le daba un abrazo- ¿De dónde has salido?
- Pues nada, que ya sabía que estabas aquí- le dijo inocentemente Basildo
Bauty dudó un momento, tratando de no mirar demasiado al horizonte, cosa que se le daba fatal cuando reflexionaba su respuesta.
- Es que la idea es no solo que no lo sabes sino que no lo sabe nadie- dijo tratando de recuperar su compostura habitual- Digo mas, es que no se lo he dicho a nadie. Pero a nadie. Estoy aquí un poco por sorpresa porque tengo un asuntillo, pero no lo debería saber ni Peter.
- Es que en realidad has quedado conmigo. Y no, no tengo tu miniatura- dijo Basildo sonriendo
- Vamos a ver- dijo Bauty aún mas desconcertado que antes.- ¿Con qué número dices que me has contactado?
- No ha hecho falta número
- Había un número, yo he escrito.
- No, no, no lo había
- Basil, me cago en mis muertos, que lo había
- Mira el movil a ver si es verdad

Por motivos que en realidad Bauty no comprendía, en efecto no había un número de teléfono con el que hubiera contactado con absolutamente con nadie para ir a Fuenlabrada, lo cual hizo que los colores de la piel de ambos tuvieran el mismo tono blanquecino. El teléfono se le cayó a Bauty de las manos solo. Ahora solamente podía mirar a Basildo, con desconcierto absoluto.

- No entiendo lo que tiende a ser una soberana mierda- dijo Bauty- Y para que yo no entre en pánico necesitaría dos cosas. La primera que me emborracharas tremendo. La segunda es una explicación que espero que tengas preparadísima.
- Venía ya con ella, si- dijo Basildo aún con su característica sonrisa. Pero aligeró el proceso enseñando el colmillo derecho. Bauty puso cara de sorprendido y se llevó las dos manos detras del cogote, como para poder reaccionar a una realidad que empezaba a escapársele.
- Me cago en mi puta vida, Basil- dijo con una expresión entre el terror y la sorpresa- ¿Qué está pasando?
- Vente conmigo que te lo cuento.- dijo dándole una palmadita en la espalda- Y de paso te cuento lo que le pasa a Sigurd.
- Dime que me vas a emborrachar por favor.



No lo podía negar, Sigurd estaba muy nervioso. Se planteaba todos los fracasos posibles antes siquiera de haber llegado a Vallecas. Y eso era lo que le preocupaba. Porque no había hecho nunca algo parecido, y porque además no se trataba de una persona cualquiera. Era Adela, joder. Tratar de describirla requiere no solo una descripción física, sino toda la parte de ella que no podías ver a simple vista. Porque para empezar, Adela era un amor de persona. Desde el punto de vista de un narrador neutral, ese era el único punto de vista aceptable. De hecho, de una forma objetiva, todas esas personas descritas como "amores", solo lo eran un determinado círculo. Adela no. Era amor, punto. Objetivamente era una buena persona, y se le notaba no solo en sus actos sino en sus disculpas, por otra parte abundantes de forma preocupante. Era una persona con un poco mas volumen físico que Sigurd, con el pelo largo y el flequillo corto. Pacífica, tranquila y muy emocional, Adela era una de las mejores amigas de Bauty, aunque a veces se cuestionase siquiera por qué. Pero la realidad superaba a la ficción, y Adela, que era contraria a Bauty en demasiados aspectos, luego había estado ahí siempre, igual que Bauty para con ella. Todo lo descrito hacía que en la cabeza de Sigurd imperase un terrible miedo. Porque si moría, si no salía bien, Sigurd directamente prefería tirarse a las vias del tren. Tal era la estima que tanto Sigurd como Basildo, como Bego (de quien hablaremos pronto) como Bauty tenían para con ella. Del resto de la agencia vamos a ver... teníamos a Irene, que es su mejor amiga, luego ya sabemos que ahí estima hay. Por narices. Muchísima. Y luego de Laura no había tanto conocimiento porque apenas se habían visto así que en realidad el círculo estaba completo.

La indicación del mapa señalaba a un edificio. Luego, pensó Sigurd, es que estaba en una casa. ¿Llamar? No sabía cual era. Por un momento pensó en cantar. Pero para que le tirasen piedras todos como que no. Pensó en sus poderes. No sabía atraer de la misma manera que Basildo. No se podía convertir en murciélago (ya lo había intentado) ni en niebla ni en animales. Probó con correr y saltar. Puso su corazón a latir para probar a donde podía llegar. No se esperó el resultado. Estaba casi al otro lado de la calle de un solo salto. Si lo controlaba, se dijo, podría llegar a las ventanas, la mayoría estaban abiertas por el verano. Por qué no intentarlo, no quería estropear la sorpresa.

Ronquidos. Indudablemente Adela estaba durmiendo. La figura en pijama de una chica tirada en su cama era llamativa pero real. Lo que pasaba, y es por esto por lo que menos mal que Sigurd actuó rápido, era que había un vampiro en el alfeizar de la ventana, agachado y mirando con sus ojos inyectados en sangre. Porque por algún extraño motivo, sus colmillos estaban relucientes, blancos y brillantes aún con el cielo nocturno.
- Cálmate- dijo Sigurd usando su poder. La expresión de terror dio paso a una relajación que aunque forzada hizo que se tranquilizase al instante.
- ¿Sigurd?- dijo Adela un tanto incrédula- Pero ¿qué cojones? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde habías estado?
- Por partes, tranqui.
- Baja de ahí, por dios.
Cierto, si. Mejor abajo, pensó Sigurd. Ya bastante impresión la había causado. Así que Sigurd se sentó en la cama.
- Venga, va, ¿por dónde empiezo?
- Yo que se, estas en mi casa, has entrado por la ventana, tienes esos ojos...- dijo Adela asustada
- Es que tengo hambre
- Me estas traumatizando mazo
- Mira, sin sutilezas, soy un puto vampiro- dijo Sigurd, que estaba empezando a ponerse nervioso a su vez- Pero es que no sabía como llamarte y...
- Con el puto movil- le dijo cogiéndolo- lo coges, me llamas y no me tienes que dar un susto como ese.
- Ya, ya, lo siento- dijo Sigurd tratando de controlar la situación, pero estaba notando que se le escapaba- Mira, no tengo mucho tiempo. Deja que te cuente mi historia y lo que me pasa.



Basildo caminaba con Bauty junto a la estación Central de Fuenlabrada. Bauty, aunque alucinando, escuchó toda la historia que le contaba Basildo. De Sigurd, de cómo le convirtieron la noche anterior, de cómo ahora estaban en Nocturna, y de cómo querían meter a la Agencia Montejo
- Perooooo- dijo Bauty- Escucha. ¿Qué pasa si no quieren?
- Pues ya está.- dijo Basildo
- ¿cómo que ya está?- desconfió Bauty- ¿No les pasa nada?
- No. Sigurd tiene aún a sus amigos y a sus padres y les ha dicho todo. Y aquí sigue, de Domine de Alcorcón.
- Vale, eso resuelto.- dijo Bauty mas confiado en lo que le habían dicho- ¿Y el trabajo?
- Eso lo sabe Sigurd, pero vamos... que creo que está bien pagado.
- Todo parecen mas o menos ventajas
- Y podrías incluso jugar a Warhammer en una casa propia en una mesa SOLO para Warhammer
Bauty sonrió como un niño pequeño ante un caramelo.
- Vale, me gusta.
- ¿Aceptas?
- Hombreeeeeeee- dijo Bauty seguro de si mismo.

El mordisco le pilló de sorpresa. Basildo estaba muy hambriento y Bauty estaba demasiado flipándolo. En un segundo el flujo sanguíneo le recorrió todo el cuerpo mientras notaba como se activaban todos los nervios. Por un momento creía que no era la sangre lo que le chupaban, pero nunca antes una succión ejercida sobre él le había parecido tan placentera y extasiante. Notaba la erección con tremenda fuerza tratando de rasgar sus pantalones. Entonces, y tras unos breves segundos, los colmillos de Basildo soltaron el cuello de Bauty, haciendo que este cayera por inercia al suelo. Basildo se rasgó la muñeca y le dio un par de gotas. Reaccionó casi al segundo, sintiendo la imperiosa necesidad Bauty de succionar ese dulce nectar. Lo necesitaba. Quería chupar y chupar, quería esa ambrosía, ese licor divino. Así que forcejeó con Basildo, que intentaba librarse por todos los medios, pero Bauty quería seguir, y lo que en un principio eran unas gotas, se convirtió en un largo trago que hizo que Basildo sintiera dolor por primera vez en su renacer. Bauty, ahora con su nuevo don, estaba teniendo sensaciones imposibles de describir. Pero se le antojaron insuficientes.
- La puta madre, illo- dijo Bauty con los ojos alucinados- Estoy brutísimo
- Me has hecho bastante daño- dijo Basildo tirado en el suelo mientras cerraba el corte con su sangre. Eres un puto ansias
- No ni na- dijo Bauty aún recordando lo que acababa de pasar- Dime que esto es lo que se siente al beber
- Si. Te lo digo porque no es mi primera vez ya bebiendo
- Pues- dijo Bauty sonriendo de oreja a oreja- Quiero mas.



- Entonces quieres que sea como tu hija, ¿no?- dijo Adela, quien a pesar de fliparlo en colores había prestado atención
- No porque seas como mi hija, sino porque queremos que seas vampi también- dijo Sigurd resumiendo todo- Te haces vampira, te pagamos porque estaremos trabajando, yo soy el jefe, por cierto, te vienes a nuestro refugio, tienes poderes y... bueno, en realidad solo es eso. Pero es mejor que lo que yo por ejemplo tenía antes.
- A ver, es que no pierdo nada- dijo Adela- Y gano dinero pero viviendo en otro sitio, hay gente que lo puede saber... no le veo la desventaja.
- Que te tengo que desangrar primero. Pero es un momentito- dijo Sigurd tratando de no ser demasiado brusco. Aunque lo había sido.- No lo demores mas que me estoy poniendo nervioso, dime si es si o no.
- Vale, es si.
Con un grito ahogado, Adela notaba toda su circulación sanguinea en movimiento mientras era invadida por todas esas extrañas y placenteras sensaciones que recorrían cada pequeño rincón de su cuerpo. Le vinieron recuerdos. Pero todos ellos estaban eclipsados. En un principio creyó estar incómoda, pero pasó al instante mientras se notaba mas viva que nunca. Y cuando paró, un líquido se deslizaba por su boca. Mas dulce que cualquier cosa, pero sin empalagar. Mas delicioso que cualquier bebida, comida o sustancia. Y se dejó llevar por su ansia. Sigurd notó como unas mandíbulas se cerraba alrededor de su herida. Quiso zafarse pero unos brazos le rodeaban firmemente. La succión era tremendamente poderosa y, al contrario que con Lorena, lo que tenía ante si no era un acto calculado, sino una violencia de la que tenía que acabar librándose. Pero era una mole de puro acero que no podía quitarse de encima. Trató de hablar pero era difícil. Optó por gritar.
- SUELTAME, JODER- ordenó. Y sin embargo, aunque soltó, Adela no lo hizo porque se lo ordenara. Sino porque había oído el grito de su amigo y algo en su cabeza hizo contacto,
- Perdón, perdón- dijo juntando sus manos- No quería hacerte daño, ¿estas bien?
Sigurd estaba dolorido. Notaba todo en su brazo. Y no se podía creer la terrible fuerza que ahora tenía Adela.



- Así que vamos a hacer la Agencia Montejo- dijo Bauty sonriendo mientras estaban aún en el metro de camino a Alcorcón.
- Es el plan de Sigurd, si- dijo Basildo- Y parece que tiene buena pinta todo. Ya veras el refugio.
- ¿Dónde está él, a todo esto?
- Ha ido a por Adela. Espera poder convertirla también.
- Ouuuuh, mama



Sigurd tenía una expresión mezcla entre el horror y el orgullo. Estaba ya en la calle con Adela y se dirigían en coche a Alcorcón. Un individuo había dicho cosas muy feas a Adela y entonces, antes de que Sigurd pudiera ordenar que se metiera la cabeza en el culo, de forma literal además, escuchó un sonido parecido al que podría tener un melón reventado por un petardo por dentro. Solo que no era un melón. Era una cabeza humana. Despues, como si de una botella de ron se tratase, Adela le había dado un trago directamente del cuello aún sangrante y se lo había ofrecido a Sigurd como si fuera un refresco. Había creado a la criatura mas aterradora que había visto nunca, y era su amiga. Llamó al equipo de limpieza para que le trajeran a alguien en esa dirección y cogieron el coche. No pronunció palabra alguna hasta que llegaron al refugio por fin.

miércoles, 28 de agosto de 2019

CAPITULO 2 (en el que Basildo intenta entender el lio en el que le han metido)

El bulevar que está junto al Quore, que quizá en otros años estuviera lleno, estaba ahora vacío. No se podía decir lo mismo de los bares a ambos lados de la calle, claro, pero en concreto de este si. El suave viento del verano azuzaba las ramas de los árboles y mecía las hojas. La luna brillaba, o al menos lo que se mostraba de ella, ya que apenas era una fina uña en el cielo nocturno. Sigurd se iba fijando en estos detalles mientras Basildo, aún confundido y perdido trataba de hacerse a la situación. Una mirada rápido del primero le hizo comprender que esto iba a ser complicado e intenso. Así que se puso en movimiento y decidió que era un buen momento para llevarle a un parque. Lideraba un poco la marcha mientras trataba de que su amigo no huyera por un ataque de pánico. Porque como lo hiciera, ya podía correr Sigurd detras de él. No le apetecía.

Tras una ligera caminata, Sigurd decidió que a la mierda, que ni parque ni pollas. El primer banco que encontraron cerca de un colegio bastaría. No pasaba nadie y no tenía pinta de que así fuera a ser. Así que se sentó, cruzó las piernas e invitó a sentarse a Basildo. Tenía la misma expresión que podría tener una persona a la que le han dicho que su pareja le ha sido infiel ya no con un amigo, sino con todo el pueblo, combinada con una necesidad demasiado imperiosa de respuestas.

- Bueno, pues...- empezó Sigurd-... esto...
- Y encima no sabrás empezar- le soltó Basildo ya un poco tocado de la moral.
- Se empezar- le contestó Sigurd tratando de no quedar por debajo en el tono- Es solo que no es sencillo, joder.
- Pues a ti te ha resultado muy sencillas un par de cosas
- Callate y escucha- dijo Sigurd sosegándose y dirigiendo su mirada hacia el fondo de la calle.- El otro día, y de esto hace un par de semanas ya, tuve una situación chunga en el hotel. Una cola entera de clientes cabreados. La situación era de pesadilla. Hojas de reclamaciones, mucha tensión, insultos, ganas de suicidarse, etc... y ya cuando todo eso pasó, se me acercó una mujer.
- Esa parte de la historia me suena. Al menos la última.
- No, no te haces una idea. No hubo atracción alguna- le fijo echándole una mirada y una sonrisa.- Pero si que hubo admiración. Porque tronco... aguantar eso es el infierno. Montones de clientes creyéndose los amos del cotarro, montones de desalmados con ganas de bronca, etc. El trabajo de cara al público en todo su esplendor.
- Me hago una idea, si.
- Pues espera que viene lo bueno- dijo Sigurd tratando de reunir algo de fuerzas.- La mujer es una preciosidad. Con un gusto por el rojo... exclusivo. Como yo con el negro, vamos. Y me ofreció trabajo. Uno con el que iba a poder disfrutar de todos esos privilegios que no había tenido por falta de dinero.
- ¿De vampiro?- dijo Basildo mas sorprendido todavía
- No, carajo, el ser vampiro no te da dinero de por sí. Me ofreció trabajo en su organización.
- Oh dios mio. Esto me suena.
- Echa el freno que aún no te he dicho como se llama.
- Sorprendeme- dijo Basildo con cierto aire de confusión. Porque no sabía si pudiera sorprenderse aún mas.
- Nocturna.- dijo Sigurd tratando de sonar serio. Y así lo hubiera sido de no ser porque Basildo se echó a reir con muchísima intensidad.- No se, no me hace gracia.
- Que es ridículo. No recuerdo una organización de Vampiros con un nombre mas obvio que ese.
- Pues espera que te diga que soy el lider de la organización en Alcorcón

Basildo dejó de reirse. Ahora entendía lo de Domine. Eso convertía a Sigurd en un vampiro lo suficientemente poderoso como para decidir sobre otros vampiros. Y además para decidir lo que hacer con su vida.
- Y deduzco que ahora me dirás el papel que voy a tener en todo esto.
- Oh si. Ahora es cuando me vas a amar. La organización necesita gente de confianza, y muchos de los vampiros de alcorcón hace tiempo que no tienen ni amigos ni gente de la que fiarse. Necesitan a nuevos y a sus amistades porque de otro modo las cosas se irían a la mierda.
- Guau. Eso es que tenemos un papel interesante.
- Tu en concreto... si.
- ¿Cual?
- Tu serás el Iudex. Basicamente eres el encargado de la... "policía".

Basildo se levantó. Si hubiera sido un mortal, su sudor se olería a kilómetros. Pero en vez de eso perdió los papeles y empezó a gritarle a Sigurd
- TRONCO, ¿ESTAS MAL O QUE TE PASA?
- Cálmate, Basil- dijo tranquilamente Sigurd. No parecía funcionar, eso si
- NO VOY A CALMARME, JODER, ME ACABAS DE CONVERTIR Y ME DICES QUE TENGO QUE SER LA POLICIA DE LOS INMORTALES, ¿TU DE QUE COÑO VAS?
- Cálmate- dijo Sigurd esta vez en un tono imperante, poderoso e irresistible. No por seductor, ni por bonito, sino porque no había manera de haberlo resistido.- Vale, ahora que ya te has calmado seguiré. Tu papel es bastante facilito porque tampoco hay apenas vampiros en Alcorcón. Si, deja de mirarme con incredulidad, la realidad es que hay como cuatro, mas o menos, acabamos de aumentar un tanto por ciento significativo la población de vampiros en la ciudad solo por convertirte. Y uno de ellos es tu... ¿sire? ¿Podemos emplear ese término? Bah, da igual, se lo preguntaré luego a Lorena
- ¿Quien es Lorena?- le preguntó Basildo un tanto mas en sus cabales pero sintiéndose un poco aplastado por la situación.
- La que me hizo. El caso es que ademas con lo que nos ha propuesto Nocturna, no debería ser difícil tener una población de vampiros bastante controlada. Si escogemos a la gente adecuada. Pero como creo que ya sabes lo básico sobre lo que me pasa, es tu turno de preguntas

El silencio se cernió sobre ellos. No le salía nada que preguntar. Era todo demasiado confuso.
- Bueno, si quieres te digo yo cosas y tu me paras- soltó Sigurd viendo que se estaba escapando de las manos la situación.
- Si, por favor, que creo que estoy un poco gilipollas- Basildo dijo esa frase queriendo en realidad estar borracho. Muy borracho. Pero no le salía.
- Venga, va. Te contaré lo típico. Eres un vampiro y bla bla bla. Te afecta el sol, pero el fuego no tanto como los juegos te han hecho creer. El agua no te quema, y tampoco el jabón, así que podrás seguir duchándote tranquilitamente. El ajo no te repelerá, pero... si que te dará bastante asco, a mi me pasa desde que soy vampi. Necesitarás sangre de los vivos para alimentarte, eso creo que lo sabes, y en un par de horas yo que tu iría a buscar un vater porque lo vas a necesitar.
- Oh mierda- afirmó dándose cuenta de algo esencial para su metabolismo
- Exacto


No tardó ni un par de horas. El organismo de Basildo se había adaptado demasiado rápido y el proceso de excreción de todos los órganos que no eran necesarios ya había empezado a darse. Volvieron al Quore, que estaba al lado, y allí Basildo experimentó un dolor curioso que le recorría todo el cuerpo. Eran oleadas muy punzantes que se repetían a medida que su sangre se daba cuenta de que había algo que purgar. El olor, que sin duda podría tumbar de lo apestoso que era a un humano mortal, cubría mas distancia de lo que habría imaginado, y no se acercaba nadie a las escaleras del servicio solo del asco. Pero, como le iba diciendo Sigurd desde la puerta, eso pasaba y era natural.
- Mira, mientras te alivias, que veo que ya no te quejas, te cuento alguna cosilla mas- le dijo Sigurd cuando notó el silencio a su alrededor- Tienes poderes. No se cuales porque esto ni siquiera va por clanes ni mierdas de esas. El caso es que hay poderes que son personales y otros que tenemos todos.
- Bluaaaaaaaargh- escuchó Sigurd desde adentro. "Fuck, se me había olvidado eso".
- Si, a ver, es una alternancia que también ocurre. Luego llamo para que limpien.
- Te estoy odiando ahora mismo- dijo Basildo con voz llorosa
- No, hombre, no exageres- dijo tratando de quitar hierro al asunto.- Si estamos aquí para disfrutar la noche

Cuando salieron, con Basildo visiblemente mejor y ya repuesto, este ya estaba mas vigoroso y decidido a recorrer las calles de la ciudad. Así que en su marcha, Sigurd aprovechó un poco para contarle el resto de cosas referentes a su naturaleza.
- La sangre para nosotros, como ya sabes porque eres muy nerd del tema, lo es casi todo. Con ella podemos desarrollar nuestro físico, podemos hacer cosas sobrenaturales, etc. Pero luego ya sabrás que tenemos cualidades que afectan a otro nivel, y que dependen de nuestra voluntad por que estas ocurran. Antes, por ejemplo, te he mandado calmarte.
- Ha sido espectacular. No he podido ni evitarlo- dijo Basildo asombrado.
- No funciona igual de bien siempre. Pero a grandes rasgos se que no todos tenemos ese poder. Yo lo tengo pero también tengo otros poderes que no se ni como usarlos.
- ¿Nadie te puede enseñar?
- No lo se. Es que hay un poder que es llamar al rayo practicamente, pero no puedo apuntar. Me enfado, sale un rayo, golpea por los alrededores y ya. Solo me sale cuando me cabreo de verdad. Es que encima es un chivato, no puedo disimular, asi que tengo que aprender a no enfadarme a menudo o lo voy a flipar.
- ¿Y cual crees que puedo tener yo?
- ¿Me lo preguntas? ¿En serio? Desealo con todas tus fuerzas y haz que esa mujer de allí- le dijo señalando a una mujer que paseaba por la calle con un vestido ajustado de vinilo- se fije en ti. Solo que se fije en ti.

Basildo miró a la mujer. Tardó un par de segundos, pero lo deseó con todas sus fuerzas. Y entonces algo ocurrió. La mujer se fijó en él, sonriéndole con un color tan blanco en los dientes que desconcertó a ambos. Sigurd, que se temía a donde podía conducir la situación, habló:
- Suficiente- Basildo obedeció


Las calles, o eso les estaba pareciendo a los dos, parecían mas vivas y coloridas en esta noche que en todas las otras noches de su vida. No porque las noches estuvieran mas llenas de vida o no. Sino porque ahora se sentían en su ambiente natural. Adultos y adolescentes paseaban por calles que bien pudieran tener la misma vida que las calles de día en invierno, las luces eran demasiado luminosas, y los bares, por vacios que estuvieran, estaban llenos para su gusto. Tras un pequeño caminar, Sigurd se detuvo junto a un edificio que en otro tiempo había sido una tienda de pintura, en un edificio cualquiera junto a Parque Lisboa. Abrió la verja, vieja y ruidosa, y encendió la luz del local. Era una ruina, estaba sucio y luz era intermitente, pero era suyo, y se sentía orgulloso, ya que era su propiedad mas preciada.
- Te presento nuestro refugio- dijo con una sonrisa de oreja a oreja
Basildo tuvo que rascarse los ojos para creerselo. Vale que unos vampiros que se preciasen no podían llamar la atención, y ese lugar llamaba la atención solo para que las miradas se apartasen al segundo. Pero es que el blanco de las paredes estaba recubierto del gris del polvo. Y el suelo tenía una capa de suciedad que clamaba a gritos un barrerse.
- ¿Esta mierda es nuestro refugio?- dijo Basildo un tanto asustado
- ¿Esto?- dijo Sigurd sorprendido- No, no, esto es la entrada. El refugio está abajo.
En la trastienda había unas escaleras que bajaban a un sótano el cual si que estaba bien iluminado y tenía instalaciones dignas. Era una grandiosa habitación sin contacto con el exterior, como cualquier otro sótano, pero tenía todo lo que necesitaban. Había estanterías, mesas, camas, y dos cuartos de baño.
- Vale, vale, lo retiro, me gusta.
- Por hoy creo que te he soltado demasiadas cosas, así que mañana habrá mas.
- Eeeeeehm vale, pero ¿no crees que debería avisar a Klaus de que no voy a ir?- dijo pensando en que aquí se hallaba un punto crítico. Ahora Sigurd le dominaría y le haría olvidar a sus seres queridos y sus amigos. Era lo corriente en sus historias.
- Es que no se por qué no lo has hecho ya, yo tengo que avisar también a mis padres. Se podrían preocupar- le dijo Sigurd con toda la naturalidad del mundo
- ¿Cómo que...? ¿Es que lo saben?- dijo Basildo mas confundido que nunca
- Claro, y mis amigos también. ¿Por quien me tomas? Son mis confidentes, no se van a chivar.
- Pero... ¿y la mascarada?
- ¿Eing? Eso no existe. Tu solo disimula y que no te pillen. Es como tu trabajo. Tienes que comer, por tanto no se lo digas a todo el mundo. Pero creo que confías en algunas personas. Si por casualidad esas personas nos delatasen a todo el mundo si que habría un problema, pero para eso tienes tu que explicarselo a solo unas pocas personas.
- Bueno, tiene sentido.
- Por cierto, mañana tenemos una tarea imprescindible que hacer. Así que te necesitaré porque lo vas a hacer tu en parte. Tenemos que crear mínimo dos vampiros. La agencia Montejo no se va a hacer sola.
Sigurd se tumbó en la cama. Al momento de hacerlo parecía un cadaver tirado. Dejó de moverse y sus ojos se cerraron.

Basildo trataba de ordenar un poco sus pensamientos. Miró el reloj. Lo cierto es que iba a amanecer. Envió un mensaje a Klaus diciendo que no le esperasen en casa ese día ya que tenía una gestión importante y se prometió decirle lo que ocurría a la noche siguiente.

domingo, 25 de agosto de 2019

CAPITULO 1 (en el que se nos describe a nuestros protagonistas y se nos cuenta por qué lo van a flipar durante bastante tiempo)

Era una noche de Agosto. Sigurd había llegado puntual a la cita, como de costumbre, pero con un factor especial. Estaba nervioso. No nervioso como cuando vas a tener una difícil prueba o vas a estar siendo juzgado, sino nervioso como un adolescente cuando una persona que le gusta le hace caso. Aún así, Sigurd no iba a disfrutar de tales mieles y él no lo sabía. Había quedado en un pub casi desconocido de Alcorcón con una mujer que había conocido hacía unos días en el hotel en el que este trabajaba. Decidió no entrar aún, esperando a su cita.

Y de hecho este podría ser un momento excelente para describir a Sigurd. Durante bastante tiempo, Sigurd fué un hombre regordito y de una altura mediana. Presume, de hecho, de estar regordete, no es solo que lo esté. Físicamente tiene en general, aún a este momento, nada destacable como remarcable. No es una persona atlética, aunque tiene cierta vitalidad, y no es especialmente guapo. En realidad tiene cierta belleza, la belleza que transmite con sus gestos y sus formas, los cuales dan seguridad y te hacen pensar que sabe más de lo que en realidad sabe. Las facciones de su rostro son en general curvas. Sus ojos tampoco son destacables, de un marron oscuro bastante corriente. Sus ropas son una camiseta negra, un pantalón gris con varios bolsillos, y sus zapatillas Paredes Estrella.

Pero si esa noche había sido citado con esa mujer, era por algo. La mujer en concreto le había pedido que fuera como él iba de calle, ya que no se trataba de una entrevista de trabajo al uso. El misterio habrá que mantenerlo como parte de la narración, pero Sigurd sabía de sobra lo que pasaba. Todo. Así que por eso estaba nervioso.

Al poco de esperar apareció Lorena. Se conocieron mientras Sigurd estaba tratando de no explotar por los clientes que le estaban presentando quejas. Mantuvo el tipo todo lo bien que pudo y entonces al final ya pudieron hablar. Parecía que para Lorena era todo un descubrimiento, lo cual sorprendió a Sigurd. Pero a medida que hablaban, Sigurd, que debía de estar aterrado por naturaleza al descubrir la naturaleza de Lorena, se iba emocionando. No todos los días aparecía una mujer de estilo pin up, tenía una conversación como esa y te ofrecía un "trabajo" en un mundillo relacionado con el suyo. Oh, si, Lorena tenía un aspeto de chica pin up con un excesivo gusto por el rojo. Salvo quizá sus ojos, su apariencia tenía en casi todo su cuerpo algo rojo. Su pelo era rojizo, sus labios siempre rojos, su vestido rojo escarlata, sus zapatos de tacón también de un charol rojo brillante... y como pudo apreciar Sigurd, también tenía ese gusto a la hora de decorar lugares.

La estancia a la que llevó a Sigurd era una gran sala con cortinas rojo carmesí de terciopelo. El suelo estaba decorado con un parqué negro y marrón, y había dos sillones tapizados en cuero negro. En uno de los sillones, un hombre estaba atado y amordazado. Se esforzaba por gritar, pero todo esfuerzo era inutil en su situación. A lo sumo lo que podía hacer aquel pobre diablo era retorcerse un poco y tratar de zafarse, por muy futil que fuera su esfuerzo. A Sigurd le pareció que era un poco excesivo todo aquello. Vale que sabiendo lo que sabía, ese hombre estuviera atado, claro. Y vale que los sillones parecían bastante cómodos, pero... había plagios un poco menos descarados que eso.

- Venga, sientate, que empezamos en poco- Le dijo sonriéndole con extraordinaria amplitud
- Tu y David Lynch bien, ¿no?- dijo mientras se dirigía al sillón.

El caso es que, gustoso, Sigurd se sentó.



Basildo era guapo. Así, para empezar. Su cuerpo era alto, delgado y de aspecto atlético. Su pelo era rizado hasta los hombros, además de frondoso y abundante. Sus ojos eran claros y su labios frondosos y jugosos. Además tenía algo que Sigurd no. Variedad cromática en sus prendas. Pero lo que en ese momento definía a Basildo era en realidad la preocupación. Porque llevaban varios días ya sin saber nada de Sigurd. No sabía nadie nada salvo sus padres, que aseguraban que estaba bien y que iba a trabajar y eso. Aun así, Sigurd no había dicho nada a nadie en bastantes días como para que la gente a su alrededor le fuera a dar una ostia si aparecía de repente sin explicación. Basildo no era una excepción a esto al menos en lo que se refiere a estar preocupado por él. Pero mientras caminaba hacia el Quore pensando en la dama con la que había quedado, su preocupación disminuyó y aumentó su excitación. No se explicaba aún como esa mujer, que en la mente de Basildo era posiblemente la mujer mas maciza del mundo, se había fijado en él. Y eso que si Basildo tuviera un superpoder, ese sería atraer a mujeres maduras de cerca de 40 años. Había estado con ese rango de edad desde hacía bastante tiempo. Y Basildo no había llegado a los 30 siquiera. Las lenguas dicen que ni siquiera había llegado a los 20 cuando tuvo su primer lío con una mujer de esa edad.

Como guiado por un instinto sobrenatural, Basildo se dejó llevar por un extraño aroma que solo podía ser de ella. Entre toda la oscuridad del Quore, entre toda esa gente, Basildo solo podía distinguir todo lo que le relacionase con ella. Ahí estaba, en la multitud pero sola, esperándole, con su irresistible encanto. Oh delicia la que en su pecho sentía mientras su corazón latía. El éxtasis que fue el acabar en sus brazos mientras nada mas importaba a su alrededor. El festival del placer solo había comenzado mientras en el servicio notaba una succión deliciosa y extasiante. Era un sueño...

Despertarse le resulto un sueño. Uno muy malo. Uno de furia, hambre y necesidad. Con un rugido que no podía ser humano, Basildo se entregó a sus mas animales instintos y se abalanzó poseído por un aterrador ansia hacia alguien. La montaña rusa acababa de subir otra vez, porque durante unos pocos segundos pudo sentir lo que creía que era el orgasmo de su vida. De su puta vida. De su putísima y miserable vida. Porque aquel modo de fliparlo era algo demencial, sobrenatural, demasiado intenso para el conocimiento mortal. Tenía aquel líquido en su boca y lo estaba saboreando en todo su cálido esplendor. Entonces relajó todos los miembros de su cuerpo, se dejó tirarse y notó que algo se le caía. Quizá fue ese sonido el que le despertara, o quizá lo fuera que estaba saciado, pero al mirar abajo quiso estar muerto. De seguras que un muerto había, pero como podía comprobar, no era él. Él estaba muy vivito y acababa de tener a ese pavo entre sus brazos. Porque si, era un hombre, trajeado. Estaba seco, sin una sola gota de sangre, y por tanto de un color un tanto antinatural. Para mas horror, al menos al principio, Basildo se pasó un dedo por la comisura de los labios y se dispuso a notó que en efecto le había drenado él la sangre. Su sorpresa, como descubrió, acababa de empezar. Porque al mirar a un lateral estaba ahí Sigurd. Estaba hablando con la mujer con la que había quedado.

- Puedes retirarte, Mabi- le dijo con cierto tono autoritario mientras observaba a Basildo detenidamente- Y muchas gracias
- No hay que darlas, Domine- dijo la mujer, la cual por motivos que Basildo no comprendía, no se terminaba de parecer a como la recordaba- Llameme si me necesita de nuevo.
- Claro, claro- dijo a Mabi sin mirarla siquiera. Sonrió y entonces cambió de interlocutor- Buenas Basil.

Basildo seguía flipando y no sabía ni como arrancar. Podía darle dos ostias, podía preguntarle, podía darle un abrazo o bien podía ponerse a llorar porque no entendía una puta mierda de lo que estaba sucediendo.


- ¿Sigurd?- dijo mientras aún tenía el cadaver cerca y estaba tirado en el suelo- ¿Qué mierdas estas haciendo aquí y qué me ha pasado?
- A ver, a ver, tranquilo- dijo Sigurd mientras intentaba que este no se arrancara por soleares ni por peteneras- De momento levantate.
- Y me lo dices así, sin mas. Y querrás que esté normal ahora que tengo aquí a un tio a mi regazo.- dijo levantándose y tirando lo poco que estaba sosteniendo de cadaver al suelo- De paso le canto si quieres una nana para que duerma mejor. Ah, no, que está muerto. Y que le he matado yo.
- Si, si, a ver, relax. Eso pasa.
- No, no, Sigurd, no pasa. No pasa y eso me convierte en un asesino en realidad.
- Es un modo de verlo pero a lo mejor se te escapa algo.
- ¡Ah que bien, que hay mas!
- ¿No te notas un poco... vampiro?

Basildo quería atizarle por gracioso, pero si se detenía a pensarlo, en efecto le acababa de chupar la sangre a uno. Así que se calmó.
- Pues ahora que lo dices...- dijo mas relajado- Un tanto vampiro si que me noto.
- Vamos a darnos una vuelta- dijo Sigurd mientras escribía por el movil- El servicio de limpieza llegará pronto y ya tienen instrucciones sobre lo que hacer.
- Ehm... ¿una vuelta? ¿No me vas a decir aquí lo que pasa?
- No. Es que es mucho y requiere tiempecillo y ambiente. Y fuera hace una noche maravillosa.
- Bueno, vale. Ya no tengo prisa en realidad. Me has anulado la cita.
- No me puedo creer que el friki de los vampiros se vaya a quejar ahora de ser uno.- dijo Sigurd con cara de circunstancia
- No me quejo de ser vampiro. Me quejo de que no me has dicho nada, te has tomado esto con toda la libertad.
- Luego te contaré por qué.

Mientras se adentraban en la noche y salían del Quore, una furgoneta negra se detenía en la puerta para dejar a unos hombres entrar en el local. Sigurd sonreía. Parecía que algunas cosas salían bien. Al menos esas. Basildo directamente no se atrevía a sonreír. Vete tu a saber si los colmillos, que notaba mas afilados, le podrían delatar.